Disfrutábamos el café de la mañana en compañía de una visitante; de un momento a otro, un rápido giro de su mirada sobre el balcón y su mano señalando al dosel de los arboles cercanos. Entre las ramas, un movimiento de las hojas…. , el primer pensamiento que se vino a mi mente fue ,las ardillas que habitan la quebrada, sin embargo, en un susurro de su boca salió un sutil “ a …. bird”.
Fue como un confuso y fugaz, “creí ver algo”, la sombra de un ave grande que se mimetizaba hábilmente con los colores y formas. Entre el murmullo de la quebrada, se escucha nítidamente un breve sonido como de matraca, y con nuestra vista fija en su punto de origen , de repente se presentó planeando de frente con una liviana elegancia y pudimos apreciar sus colores, el brillo de sus plumas y la magnitud de su pico.
Una enorme alegría me invadió, no me cabía duda, era LA TUCANETA; fue inevitable echar mano a la cámara y salir rápidamente en su búsqueda, con la mirada al contraluz hacia lo alto. Haciéndole señas a mi acompañante e invitándola a seguirme, pisando suave y haciendo silencio. Tal vez conscientemente sabia ya hacia donde buscar, ya que esta era la segunda vez que tenía yo el placer de su encuentro, meses atrás me deleite viéndola comer semillas del Yarumo.
Fue así, como buscando el ángulo, una y otra vez haciéndole el quite a las copas de los arboles más bajos, encontramos saltando de rama en rama, una hermosa pareja. Inicio así un bamboleo y una danza entre el bosque, del Yarumo, al Uruapan, al Romerón, y al Nacedero, eso si siempre próximos a nuestra mirada; De repente, hacia la pomarrosa rodeando la casa, el vuelo principiante de un tucanetico. Alrededor de 20 minutos de lecciones de vuelo, y luego desde el refugio se fueron alejando por la cañada.
Sin duda uno de los días importantes, una ilustre visita, la satisfacción del trabajo bien hecho. Gracias a los guardianes del bosque, a los abuelos protectores, a los espíritus de la magia del bosque, a las manos que han aportado sembrando cada árbol de este pequeño corredor, que día tras día, atrae mas diversidad.
El territorio Colombiano ha sido reconocido mundialmente por su gran diversidad en especies de aves, y San Francisco / Cundinamarca realiza un gran aporte de registros en este sentido. La Tucaneta en nuestra región, un ave hermosa , imponente e inspiradora, la cual se consolida como parte de la identidad cultural de biodiversidad, la cual ha venido tomando un carácter iconográfico en el municipio, mediante el reconocimiento y utilización de su imagen en artesanías, piezas de diseño gráfico, logos, fotografías, postales, nombres de fincas y viveros, señalizaciones, y hasta una moneda local de economía solidaria.
San Francisco, está comenzando a ser reconocido por el mundo como un destino de aviturismo y turismo agroecológico; motivo adicional para amar la montaña y cuidar de ella. La invitación es a disfrutar de la exuberancia de la montaña, a cuidar los bosques y a sembrar un árbol.
Te invitamos a que nos ayudes a identificar mas de nuestras aves residentes. Visita Fractales
Autor: Carlos Arango / Fund. Fractales. Taller permanente de Ecología Libertaria